Jorge Monteleone, “El sueño de las puertas”
Diario La Nación, suplemento ADN, 17 de noviembre de 2007, p. 23
Las secciones del libro, “La puerta de marfil” y “La puerta de cuerno”, aluden a esa antigua diferencia que nombraron Homero y Virgilio. Las puertas del sueño son dos: las visiones que pasan por la de marfil son imágenes falsas; las visiones que atraviesan la de cuerno son verdaderas. Soares juega con esa dicotomía y los poemas en prosa de la primera parte se duplican, como anticipo o reminiscencia, en la segunda.
Como en las arquitecturas de Giorgio de Chirico, las imágenes del libro apelan a la materia en el espacio y a un onirismo sin sujeto. Hay mares, y cielos, y llamas, y arenas, y animales, y cuerpos suspendidos. Duales, no son ni falsas ni verdaderas. Sugieren con precisión el efecto dinámico del sueño sin relato ni acciones, la sensación pura de esos mundos casi concretos que se dispersan poco antes del despertar.